martes, 20 de diciembre de 2011

IGUAZÚ


Yo a Cataratas llegué, / mil escaleras bajé y más de dos mil subí / y en todas parte tomé, / muchas fotos para mí.
            Veréis  que desde que Paco Vida no está, ya no hay poesía, ni versos que rimen las distancias solos.*

            Hoy he estado en la Selva virgen y en las cataratas de Iguazú. La selva virgen es lo que menos se parece a la Patagonia y a los badlands de mi altiplano, es lo vegetal hecho espesura, es un reino impenetrable. Y como no venía Paco, los árboles, las flores, las plantas, y las aves, ni siquiera tenían nombres. Los animales del suelo ni se veían, y seguro que Paco hubiera visto cien. Poco a poco yo también vi algo, he entrevisto monos pequeños y salvajes jugando con las lianas, he visto un bicho rarísimo, tenía el hocico como un oso hormiguero y el rabo bonito y largo lleno de franjas transversales y el tamaño de un zorro chico, estaba la familia entera, puede que se llamen conakies, o algo parecido, y también he visto en dos ocasiones, dos lagartos mas largos y gordos que mi brazo, color selva, apenas si los he fotografiado y supongo que mal, yo me he hecho la ilusión de que fuera yakarés, pero seguro que no. También había algunas mariposas, pero no tantas, siendo aquello una selva tropical. [Me cuesta imaginar a Juan y a Paco entre fiordos y glaciares, y sin mí, como yo sin ellos]
            Aunque las selvas vírgenes son impenetrables, sin machete. Aquí para eso del turismo, han abierto senderos, pasarelas, caminillos y hasta una vía para un tren de juguete. También han puesto muchos chiringuitos, pero como decía el padre Ferrer a propósito del ‘atentado’ de la estación de SolyNieve, la Selva es muy grande. Y además digo yo, que si las dejan como estaban, sería difícil ver la selva aquí, y esquiar allí (en Granada).

Las Cataratas de Iguazú, es una catarata como todas las cataratas, pero como todas las cataratas juntas, y algo más. Yo he leído que hay al menos seis cataratas con más agua que estas, pero no me lo creo. Las he visto de lejos, de cerca, por arriba, por abajo, y casi desde debajo de ellas, te empapas vivo. Es un espectáculo.

El otro día en Puerto Natales, Pacífico sur, nos contaban que en Argentina la gente no se baña en el mar, salvo en raros sitio, que el agua está muy fría por no se qué corriente, y que la gente no sabe nadar. Aquí estamos a 12º de latitud sur, no sé si esto es trópico, pero hace mucho calor, y los hoteles, hasta el mío tienen piletas (piscinas), y me he tenido que comprar un bañador, después de tanto calor y tanta catarata.

            A 12º de latitud Sur, anochece corriendo, no hay atardecer, y siendo verano anochece a las 7:30; y tampoco amanece tan temprano. La verdad es que yo vengo de latitudes australes, casi con Sol de media noche. Total, que son las ocho y media y es noche cerrada, estoy escribiendo en el lobby del hotel Alexander, el mío, y me voy a cenar a la calle. Hoy he comido como a mi me gusta, de lo nuestro (de lo mío), que dice M. Velázquez, en plena selva, de lo que llevaba en el macuto más dos cervezas heladas, y para colmo, a pesar del trópico con sombra y brisa.

*
Paco Vida ha ido escribiendo sonetos conforme hacíamos el viaje, y yo siempre pensé ir poniéndolos en esta bitácora para él que guste del verso, y sobretodo para el que haya andado por estos sitios. Y por aquello, de que aunque corren malos tiempos para la lírica, ‘la poesía sigue siendo ‘un arma cargada de futuro’. Aquí, una pequeña parte de la gran producción paquina:

REGINA COELIS AUSTRALIS

Mira la Cruz del Sur, lumbre andariega,
bitácora estelar, a cuyos vuelos,
tras el confín de océanos y cielos
el tajamar andino se doblega.

La Cruz, la Cruz del Sur: síguela y llega
más allá de rugientes paralelos
al último radiante de los hielos
donde la luz antártica te ciega.

Atrévete a ceñir dos hemisferios,
a circunnavegar mares australes
igual que el leviatán, de polo a polo;

así, bajo la Cruz y sus misterios,
mecido por eternos vendavales,
podrás, como el albatros, volar sólo.


VUELOS TRANSATLÁNTICO

Esa luz funeral de la cabina
Ese vago rumor de mal agüero
ese desesperante plañidero
lamento del motor en su turbina.

Esa negra impotencia que domina
los tristes pensamientos del viajero
en cárceles de nubes prisionero
sobre la vasta soledad marina ….

Entre tantos atávicos terrores
maldigo el arrogante movimiento
de máquinas con frágiles motores

Y, desterrado el sueño de mi asiento,
Escruto las tinieblas exteriores
mientras abajo espera el mar hambriento.


TIERRA del FUEGO

El albatros, viajero de los mares
los mares erizados de galernas
galernas engendradas por glaciares
glaciares que allí son nieves eternas.

Nieves eternas en el fin del mundo
mundo gris con sus pálidos entornos
entornos del cruel Cabo de Hornos
hornos lares del pájaro errabundo.

Errabundo y al filo de la nada
nada más dulce que sentirse preso
preso el sur sin culpa ni condena;

Ni condena más triste que el regreso,
regreso de una tierra desolada
desolada, también, por nuestra pena.



PERITO MORENO

Yo quiero compartir sin profanar
con huellas de pisadas indiscretas
medrosas de sus témpanos y grietas
la blanca pesadumbre del glaciar.

Porque no pueden sorprender al mar
con sus fantasmagóricas siluetas
sollozan entre lágrimas secretas
los hielos peregrinos sin hogar.

Lloran también de sus acantilados
millones de fragmentos plateados
y, al fin, todo su llanto de desata

en dádivas al lago, cuyo sino
es merecer el nombre de argentino
por troquelar sus márgenes de plata.


SEGUIRÁN
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