domingo, 27 de noviembre de 2011

PUERTO MADRYN

                [17.11.11.]  Av. del General Roca, paralela a la costanera de Puerto Madryn, en una terraza en el lado de la sombra, corre una brisa suave, que hace la calle soportable. En el resto de la ciudad cae un sol de justicia, como si fuese un medio día en la plaza de Huéscar, pero con algo más de fuerza, y aún  son las diez de la mañana . Nos dicen que esto  no es normal, pero sospecho que lo sea, y desde luego lo está siendo los días que llevamos aquí.
                Delante acaban de pararse una pareja, como de hippies, él con una guitarra y creo que una quena, empieza a interpretar música que a mi me recuerda a 'carnavalito' y a cantar en una lengua extraña que puede ser 'mapuche' o 'quechua', cualquiera sabe. Ella  joven y tiposa, con pantalón y camiseta viejos y ceñidos, y descalza, se ha ido cruzando la calle que tiene que estar ardiendo y vuelve con una cerveza Quilmes, pide un aplauso a las dos mesas que estamos, una con tres argentinos y otra conmigo, y se van acera y sol adelante, bailando al ritmo de la quena y la guitarra.
                [Intento seguir con mi escritura.] Puerto  Madryn está algo más de mil km al sur de Buenos Aires, en la costa atlántica, en la provincia de Chubut, es la segunda  provincia patagónica si se empieza por el Norte, encima está la provincia de Río Negro. Aquí cerca está Península Valdés, homónimo del municipio de Luarca, y es famoso este sitio por la abundancia, variedad y para nosotros exótica fauna. Por eso, esto está lleno de hoteles y hostels, restaurantes y agencias de viajes. Además  hay una gran industria de aluminio con 4.000 empleados, otra industria de pesca de altura con una gran flota, y otra industria más de pórfidos, que son como mármoles. Pero lo que de aquí nos importa son las ballenas.
                Con una empresa de excursiones, nos vamos a Península Valdés. Se trata de una península de forma irregular y bonita que puede medir 100 km de punta a punta; es una superficie horizontal  y plana, con algunos baches y cubierta de un arbusto pobre y ralo entre marrón y verde. Por en medio y si se sabe mirar, o uno va con otro que sepa y  te avise, se ven guanacos, ñandues, maras, armadillos, etc.; y sin necesidad de saber mirar se ven ovejas, más ovejas, y algunos caballos. En la costanera hay, durmiendo, parece que están muertos, cantidades de elefantes marinos, con 4000 kilos de carne, y un montón de hembras, lobos marinos, de un pelo y de dos (!), también tirados y dormidos, también muertos; y pingüinos, siempre bien vestidos y graciosos andando, cuando andan, aunque mas bien también se pasan la vida quietos. Éste es un mundo tranquilo. 





               [Ahora escribo sentado en un ómnibus, camino de Viedma,  seis horas al Note]
                El mundo de las ballenas es otro, las ballenas se mueven todo lo que no se han movido los otros animales. Se ven desde un barco, con 20 ó 30 personas, un capitán de navío y un guía de ballenas. Como en Puerto Pirámides no hay ni pirámides ni puerto, el barco entra y sale del agua montado en un dique seco jalado (empujado o tirado) por un tractor que se mete en el agua hasta los snorkels (tomas de aire). El barquito se dirige a la embocadura de la bahía, y por allí sin llegar a la mar, del todo, abierta, empieza el ballenerío, y parece oírse aquello de "por allí resopla" que decían en Moby Dick,  empieza el baile y el desfile de ballenas y ballenatos. Se trata de ballenas francas, que pueden alcanzar los 20 m de longitud, son gigantescas, saltan hasta verse casi medio cuerpo fuera, y se acercan a ver sus ballenatos que no paran de intentar saltar, sacar cola y cabeza, manotear y resoplar. Se dan la vuelta y hacen un ruido incesante al golpear cola y manos con el agua y con fuerza. Aunque el ruido no llega a ser tanto como el  de los disparadores de las cámaras, que lo digital ha hecho tan barato. Yo calculé cincomil fotografías por viaje, entre todos los viajeros. En verdad es un espectáculo, las ballenas envuelven el barco, y cuando ves que no lo tocan se te quita el poco temor que hubiera.



                Alquilar un coche sin conductor para recorrer parajes más al Sur, como Trelew,  Rawson, Gaiman, el Dique (pantano) Feruchio Ameguino, Punta Tombo, y el río Chubut, parecía una misión imposible, hasta que dimos con la chica apropiada. Luego el viaje se complicó, hizo un día de calor horroroso, no funcionaba el aire acondicionado del coche,  cinco personas eran muchas para el sitio, las distancias y los tiempos eran mayores que los previstos y aquello no daba tanto como prometía. Aún así, vimos por fuera un par de capillas galesas, comimos estupendamente, con aire acondicionado, en Gaiman, tomamos té en una casa galesa, es lo más típico y famoso que se puede hacer aquí, y visitamos una playa famosa y buena, la Unión de Rawson. Y un museo paleontológico, que teniendo en cuenta la de grandes fósiles que por aquí  encontraron Darwin, perito Moreno y tantos otros , había que ver; y además estuvo muy bien.

                En Puerto Maldryn han pasado más cosas interesantes, llegamos el primer día, a las once de la noche, con seis o siete horas de retraso. Al principio parecía que no existía el hotel al que íbamos:  "Sentir Argentina", hasta que entre varios especialistas dedujeron que tenía que ser "Sentir Patagonia". Éste resultó ser un hóstel no un hotel, y para colmo sin cama o litera alguna reservada a nuestro nombre. Nuestras reservas no existían y acostumbrados al todo electrónico, no teníamos constancia impresa de nada. Una papeleta, las doce y pico de la  noche, muertos de hambre, y parecía que todo hotel estaba lleno. Por fin nos hicieron sitio como pudieron y nos mandaron a un lugar próximo donde con suerte podríamos comer algo. Acabamos en un sitio magnífico, una casita antigua y restaurada, convertida en un restaurante con encanto y casi de diseño, donde una familia deliciosa nos dio una cena fantástica en un comedor casi recién abierto; relinda, bárbara. Se nos olvidó todo lo anterior. ¡Menos mal!
                Para redondear un día que había ido regular y acababa de arreglarse nos acercamos al mar, atlántico,  y allí, resplandecía una Luna casi llena, decreciente, pero en forma de D .  La constelación de Orión, que tontamente habíamos pensado que no se vería en el hemisferio Sur, resultó que se veía, pero que estaba boca abajo, la espada que siempre colgaba del cinturón hacia abajo, estaba apuntando hacia arriba, erecta. El cielo parecía haberse puesto al revés. Entonces, sabiendo que el mundo no puede cambiar tanto en  tan poco,  comprendimos que sin darnos cuenta, éramos nosotros que nos habíamos puesto  boca abajo, nuestros pies seguían apuntando al centro de la Tierra, pero nuestras cabezas apuntaban a la parte inferior de las esferas celestes, según las pintan los cartógrafos del Norte. El avión nos había puesto boca abajo,  habíamos cambiado de hemisferio. Luego vimos que ni la Osa mayor ni  Casiopea estaban en ningún rincón del cielo patagónico, y que en su lugar, más o menos, había una constelación que nunca habíamos visto. Habíamos descubierto la Cruz del Sur. Demasiado cielo para un día.
                Y así, llenos de sensaciones buenas, cenados, alojados y bajo un cielo nuevo, nos fuimos yendo a las literas de nuestro hóstel, lleno de jóvenes y de mochilas, y cuatro hombres  que vamos por hoteles ocupando siempre una habitación cada uno, nos acostamos en dos literas de una sola. Una vez, horizontales, en la cama, la conciencia de estar boca abajo en el Universo perdió su sentido, y dormimos como si no quisiésemos hacer otra cosa en nuestra vida, o al menos por esa noche.
PD_1     Por algún error de alguien, quizá que mío, a la mañana descubriose que muestras reservas estaban hechas para el día siguiente, pero también descubrimos que un hostel no es para viajeros tan clásicos y crecidos como nosotros. Aunque aquello tenia su encanto, nos apetecía una habitación para cada uno, con armario, con baño, con anchura, y solos. Y nos cambiamos al Hotel El Cid.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

ALGUNAS DIFERENCIAS


ALGUNAS DIFERENCIAS
[10:30 de la noche, en el Tren Patagónico. El tren y un coche coincidieron en el paso a nivel, al cabo de  una hora han podido sacar al conductor herido y ahora parece que la locomotora se ha dañado,  no se sabe como seguirá la cosa. Todo el tren está tranquilo. Yo preparo mi escribanía, aunque sospecho que para poco.]
 Yo trataba de escribir en esta entrega de las diferencias, que desde que llegamos vamos viendo. Ahora, lo intentaré y si me concentrara en ello, la noche en tren será más corta. Del tren hablaremos otro día.
Todas las ciudades son cuadriculadas, salvo anormales excepciones. Lo que queda entre cada cuatro calles contiguas se llama una cuadra, y éstas siempre miden 100 m de lado. Las casas están numeradas, y los números nos parecieron muy  grandes hasta que descubrimos que dichos números indican la distancia en metros al origen de la calle, es fácil de entender, en incluso buen sistema,  pero no fue tanto deducirlo. Cuando el tango canta calle Corrientes 348, ahora sabemos que está  en la mitad de la cuarta manzana, y que luego hay que subir al segundo piso; y por supuesto que está a 348 m del principio de la calle, más o menos cuatro manzanas. En el mismo letrero que indica el nombre de la calle, y de que número a qué núumero va la cuadra, te indican si la calle es de una mano o de dos, y hacia dónde, con unas flechas.
En los baños, la ducha siempre es de pared, y  resulta muy incómodo acostumbrado al teléfono, incomodísimo. Y el lavabo es llamativamente pequeño, aunque haya sitio para que fuese más grande. También faltan con freciuencia los cerrojos, o cancelas
Las palabras dan mucho de si. La costanera es la playa, la costa, la orilla del río, el paseo marítimo y lo que nosotros llamamos primera línea de playa; se usa mucho. En general todo se entiende fácil, pero a veces no tanto,  si preguntas por los servicios, se quedan a cuadros, y no se arregla porque digas waters o retrete, hasta que dices toilet, no tualet, no te pueden decir por dónde aliviar tus urgencias.  Aquí a la gente no les duele la barriga ni tienen malestar de vientre, les duele la panza.  Resulta curioso sus formas de decir lo mismo, si llevara siempre papel, lápiz y ganas, valdría la pena hacer una lista. Casi siempre se entienden de inmediato, pero es chocante.

              [20 de Nov. 8:00.  36 años ya, desde que terminó el oprobio.  ¡ tempus fugit !   Es muy difícil sacar ratos  para escribir. Llevo un buen rato paseando solo, a mi derecha el lago Nauehel Huapi, como un mar muy grande rodeado de montañas inmensas, las del oeste tienen que ser los Andes y tiene las cumbres nevadas, aquí está mediada ya, la primavera. Bariloche no se parece a nada de lo visto hasta ahora, se extiende junto al lago y está rebosante de cedros y/o abetos enormes, y chocolaterías. En la calle corre un viento helado del Oeste, y estoy en el Lobby (hall, salón de estar) de un hotel de nombre impronunciable, debe ser el nombre de un cacique mapuche. Mientras sacan brillo a muebles y madera, me han puesto un café con unos pastelitos, y separado del lago y de los Andes por un ventanal enorme, voy a estar aquí más de una hora, aunque yo me quedaría para siempre. viendo y escribiendo; si no viene nadie y lo estropea. Trato de seguir por donde iba, cuando el tren]


Para las bolsas de basura hay en las calles unas jaulas de hierro de variadas formas clavadas con una barra en el suelo, a más de un metro de altura, supongo que para que ni gatos ni perros rebusquen y derramen, con lo que no hay basura desparramada y de paso tampoco hay perros ni gatos. En Bariloche acabo de descubrir, y he de comprobar si todas, que además la tapadera tienen candado, supongo que para que tampoco rebusquen indigentes. Pero me parece complicado.
En las ciudades que llevamos hay muchos taxis y de muchas clases, en general son tan chicos que apenas caben nuestras maletas que son muy grandes, por aquí tiene taxímetros,   pero en Lima se negociaban los precios. Hay unos raros y buenos que se llaman remises.
Pedir cerveza nos es tan fácil como decir, tres cañas y un tubo. Hay muchas marcas, de cada  marca puede haber rubia, negra, tostada, roja y alguna otra. El tamaño es otro aspecto: porrón (botella de 330 cc), la más corriente es de 600 cc o de 760 cc, no he visto de litro. Y luego puede que le queden o no. De cualquier manera siempre está buena, se hace un cálculo de las botellas que se quieren y te las van trayendo poco a poco, para que sigan frías. A las tapas le llaman picoteo, les gusta mucho poner maní, patatas chips, aceitunas, tacos de queso, o lo que pidas. En las cartas siempre hay un apartado de picoteo. Con el café siempre te ponen algún pastelito y un vaso minúsculo con agua de Seltz
El idioma argentino es fácil, pero tiene sus dificultades, v.gr. los servicios, retretes o WC aquí no saben qué son, aqui para esos temas dice "toilets" , con o y con i, y no se me mete en la cabeza, y claro siempre que preguntas por los servicios, se quedan a cuadros. A la carpintería metálica le llaman aperturas de aluminio, a los autobuses además de omnibus, o  les llaman micros aunque sean grandes. Entrar se dice ingresar
Yo no sé si es el extranjero, o si es cuando uno va de viaje, pero en estas circunstancias y aquí también, la gente es super amable y super agradecida: por favor señor, muy agradecido señor, no tiene porqué, no se moleste señor, ahorita mimo, cómo le fue,  etc etc, son las frases que más se oyen y pronuncian. Y ni que decir de los gestos y la sonrisa, me recuerda cuando Ayla se encuentra por primera vez en su vida con un grupo de los otros y, sin entender, emocionada y extrañada le dice a Jondalar: 'me sonríen'. Lindo, relindo (más que lindo), bárbaro, hermoso, ... Voy a ve si hago una lista de calificativos de bonito.
Por aquí lo más feo es la inseguridad, o mejor dicho el miedo. Parece que estuviésemos en la cueva de Alí Babá, si te dejas algún objeto fuera de tu mirada, enseguida alguien te lo señala con los ojos, y si no te das cuenta, con el dedo y, si es necesario con la boca. Toda pertenencia ha de estar bajo control continuo, y los demás controlan si controlas. En un hotel de cuatro estrellas te dejas la cámara de fotos en la mesa mientras desayunas y te levantas a por un paquete de mantequilla, y un encargado del hotel, te advierte de que mejor no. Todavía no nos ha desaparecido nada, ni hemos visto desaparecer. El otro día en la entrada al Aeropuerto de BA, alguien salió huyendo en un coche, y una nube salió en su persecución; no supimos ni el motivo ni el final, hasta ahora ha sido lo único feo de este tipo de cosas. Pienso yo si es que con tanto control, los chorizos se han quedado sin ocasiones y no han sobrevivido. Me acuerdo de un amigo que se cambio a vivir de su pueblo a Granada, y tanto le habían prevenido de la inseguridad capitalina, que contaba se pasó un año mirando hacia atrás, presto a la defensa de lo suyo. 

martes, 15 de noviembre de 2011

CAMINO a USHUAIA. LIMA y BUENOS AIRES

CAMINO a USHUAIA
                Una vez más los vientos de la vida soplan fuerte y, esta vez camino de Ushuaia. Aquí,  diezmil metros por encima de la Tierra, mucho más arriba que las nubes más altas, a través de un espacio negro y mágico, un pájaro de acero, enorme, apoyado en la fuerza de Bernoulli, empujado por fuerzas de reacción, y tal vez que empujado, también, un poco, por los mismos vientos alisios que impulsaron a Colón, nos dirigimos a América. Acaba de empezar la segunda parte del Viaje a Ushuaia. Y como nos enseñara Cavafis, hemos rogado a los dioses  que el camino sea largo, muy largo.
                Abajo, atrás y lejos, se va  quedando el antiguo mundo, con sus problemas cansados y cansinos: la crisis griega, Rajoy, Rubalcaba, una unión europea que no llega, unas vascongadas en ebullición, una crisis por un lado invisible y por el otro imparable, que lo tapa todo; veinte partidos de futbol por semana, y una prima , 'de riesgo', que nos hemos quedado sin conocer, y saber, si valdría la pena haber pasado con ella un rato; el nombre era tentador, al menos. Voy a ver cuánto tiempo paso sin volver a saber de estos temas y cuánto tiempo resisto sin saber si el 20N  ganaron los otros o los nuestros, si eta sigue o vuelve, o si todo es peor sin ella, y si aquella península donde empezó Europa pasa, o no, a ser el extranjero. Nosotros nos vamos por no se sabe cuánto tiempo, ni por dónde, a un Mundo Nuevo; o en el mejor sentido, al otro mundo.
                Antes de seguir. Este cuaderno de bitácora, blog para los anglófilos, sólo pretende, ir poniendo por escrito cosas de este viaje para que cuando pase el tiempo no se olviden; un viaje dura mientras se recuerda. También trata evitar  tener que contar/escribir repetidamente  casi las mismas cosas a unos cuantos hijos, amigos e interesados varios. Y esto es todo, y para ellos está escrito. Cono LaRed es un sistema abierto, yo sé que estas cosas caerán delante de otros ojos, pues bien; pero que todo el que lea sepa la intención, esto no es un  libro ni un tratado,  esto está escrito siempre en beneficio del que escribe, no tendrá orden ni concierto, ni tendrá que respetar siempre la verdad completa. Y tampoco tendrá,  respeto por todas las normas de la gramática, el que lo lea, tendrá que ir poniendo y quitando acentos y letras, corrigiendo faltas y sobras, y recolocando bien los signos de puntuación, de acupuntura, que decían Le Luttiers
EL VUELO
                Alguna vez dije que la segunda forma mejor para trasladarse era el avión, y sigue siendo casi cierto, pero deberían ser algo más anchos los asientos y siempre en ventanilla sin ala debajo, de día y con pocas nubes. Aún así, uno aprende a estarse quieto y a moverse como puede en tan poco espacio, a veces se ven los pueblos con calles y contornos llamativamente rectos, carreteras de luz y ciudades inmensas inmensamente iluminadas, y otras veces los campos, los ríos  y las sierras.
Un problema. En una noche de luna llena, al lado derecho del avión,  el espacio era negro, y el cristal doble de la ventanilla no dejaba pasar la luz de las estrellas;  pasada algo más  de la mitad de la noche, la luna se puso a mi lado del avión, a NW, y vi la Luna, Júpiter y el espacio iluminados. No lo entendí, pero así  fue. A lo mejor había nubes por encima de los 11.000 m a que volaba el pájaro,  no sé.
Al sobrevolar los Andes las nubes dejaron pasar sus cumbres, peladas,  áridas y no se sabe cómo de altas,  luego desaparecieron las nubes, y todo estaba  solo, lleno de lagos sin desagüe visible, y en seguida, vimos el Pacífico, y bajamos al Callao. Antes de los Andes, sobrevolamos y vimos La  Amazonía, era como una alfombra oscura, inmensa y rugosa, de vez en cuando atravesado por, como culebras marrones, que hacían eses con eses dentro, como un fractal, eran los meandros de, pensábamos por bonito, que iba haciendo el Amazonas, buscando su salida y haciendo selva.
LIMA
Lima, es una ciudad con demasiado contraste, al menos para un viajero que está allí 24 horas. Al llegar , tras tantos kilómetros para llegar a MiraFlores, donde tantas novelas de Vargas  Llosa,  y donde teníamos nuestro Hotel, El Ducado, piensas que estás en el Cairo o en Rabat, todo un poco sucio, viejo y desordenado, lleno de tapias y solares, lo que no impide una avenida ancha con una mediana de césped y de flores. Los autobuses, los colectivos que llamaría  él, pueden ser viejas furgonetas llenas de colores, de gente y de colores, o los más modernos autobuses; más variedad aún , hay en los taxis, y más aún en sus gentes.  Nuestro taxista Jonh Sánchez nos va contando un montón de cosas de Lima y del Perú mientras llegamos.
En general, los peruanos parecen que proceden todos de los vientres de aquellas Vírgenes del Sol, donde según Cepeda Adans, nació América.  Todos son,  como su moneda, un Sol. Amables, simpáticos, cariñosos, morenos, bajos, educados, conversadores, con una sonrisa, que desde lejos ya parecen ser amigos tuyos desde siempre, en verdad es una gente maravillosa, de llamar la atención.



Todo es variopinto, los policías pueden parecer hombres de Harrelson  a lomos de las Halleys más grandes y nuevas, o personajes algo andrajosos peligrosamente armados. Los edificios se mezclan como si tal, los de acero y vidrio, con los modernistas ajados, los coloniales viejos, los indefinidos sucios y las tapias abandonadas. Los semáforos funcionan, y según cuentan, hasta tienen inteligencia artificial, pero el tráfico funciona a bocinazos y echándole valor a los cruzamientos. Todos te previenen a propósito de la inseguridad ciudadana, pero no hemos visto nada que confirmase algo parecido.
El Centro histórico de Lima, es de lo mejorcito de aquí. La Plaza de Armas es enorme, de dos o tres cuadras por lado, rodeado de edificios nobles y antiguos, y esta vez perfectamente mantenidos. La Casa del Gobierno es un palacio enorme, que ya fuera de Pizarro (?) y donde se realiza un cambio de Guardia con mucha expectación y con concierto de banda militar inclusa, delante; la catedral y el palacio arzobispal tienen fachadas espectaculares, la Municipalidad, o Ayuntamiento, lo mismo, aunque algo más moderna y amarilla. Y así todo el entorno de la Plaza y aledaños, mucha gente, mucho turismo indígena, iglesias con santos y ventas de rosarios, grupos de escolares y muchos guardias.  También tiene el centro, de la plaza, ocupado por hermosos jardines de verde y flores. Llaman la atención en aquella plaza, y en toda Lima, los cierres y aleros de madera, de mucha madera, bonitos y casi siempre viejos, llama la atención tanto poderío de madera en una región seca y desde el avión completamente desarbolada; quizá por eso se usase la madera, para demostrar el poderío.
Comemos en Tanda, pan en quechúa, un sitio precioso y moderno donde todo son comidas raras, y más raras que las buscamos nosotros. Comemos estupendamente y todos estamos tan contentos.
CajaMarca, debe quedar muy cerca de aquí.  Allí fue hecho prisionero Atahualpa, y se inició el  final del Imperio Inca. Me venía a la memoria el libro de “Armas, gérmenes y acero” y como en él se cuenta que la caída de los imperios precolombinos se debió más a los gérmenes que a los pocos soldados de armadura y de fuego.

La Rosa del Mar, es un restaurante y pub, de madera, al aire, sobre pilotes de madera clavados en el mar, debajo de los acantilados de MiraFlores, y  lleno de gente guapa, y algomás balnca. Y LarcoMarc es un centro comercial en la pared del mismo acantilado, también lleno de gente guapa y marcha, con toda clase de establecimientos, de tapas y de formas de comer. Si te llevan allí con los ojos y oídos tapados, al recuperar la vista podrías creerte en Berlín, si no estuviese el mar. Otra cosa es cuando abres los oídos, y oyes;  o abres la boca, y comes.



Veinticuatro horas en Lima no dan para mucho, pero te llevas una idea, en este caso muy buena. Nos ha faltado pasear por Barranco y encontrarnos a Mario Vargas Llosa, o alguno de sus tantos personajes limeños. En un museo de Literatura, próximo a la Plaza de Armas,  justo un guía le explicaba a un grupo de escolares uniformados, el caso de su primera y segunda boda, primero con una tía suya, mayor y divorciada, y después con su prima, como cuenta el su novela ‘La tía Julia y el escribidor’, que recién  terminé de leer para venir acá. También hemos desayunado ‘medias Lunas’, como le gustaba a ‘La niña mala’, hemos recorrido jirones, o calles, que recorriera Omaita, y no nos ha pillado ‘La Guerra del Fin el Mundo’, ni visto ninguna visitadora de Pantaleón.
Ahora que releo y recuerdo, me doy cuenta de cuanto se me va quedando en el teclado, inevitable.

NB  Poner las fotos en este sistema, me resulta horroroso  y retardatario. Así pues, mientras no lo domine, irán pocas fotos y mal puestas.

                VUELO   a  BUENOS AIRES    y BUENOS AIRES MISMO.
                Dejamos Lima muy temprano y con pena. Otra vez un Boeing 767 con ventanilla; al principio mientras se dirigía hacia el Sur y sobre el Pacífico con nubes. Cuando giró al Este para ir buscando BuenosAires, las nubes fueron buenas y se evaporaron, debajo empezó a verse la costanera chilena, espectacular y otra vez desierta, ni caminos, ni señales, ni una recta, pero espectacular de formas y colores, conos volcánicos, ventisqueros, lagos , cárcavas y barrancos.
                Por cierto el Gps funciona dentro del avión, y gracias a Santiago C., supe que la tableta Ipad lo tiene, a veces hay que acercarla a la ventanilla para que pille satélite, pero es estupendo para saber por encima de dónde vas,  cómo de alto y de deprisa, y muchas mas cosas.
                Antes de BuenosAires el terreno se pone absolutamente plano, o lo parece, durante cientos de kilómetros, luego aparece el río de la Plata, muy marrón y muy ancho, y empieza una vegetación inmensa que ya se echaba de menos , y enseguida casas, calles, cultivos y jardines. Hasta el  centro de BuenosAires.
                BuenosAires quiere parecerse a París, pero está más viejo y está sucio.  La Plaza de Mayo es muy grande, y se celebraba San Martín de Tours, que fue romano y mártir, pero es patrón de aquí y de un pueblo próximo a Luarca que no recuerdo, quizá San Adriano. Se celebraba la noche de los museos, y había conciertos y representaciones por muchas plazas.
                La calle Corrientes y el entorno del Obelisco estaban a tope, tras la casa Rosada había un concierto de banda militar, nada más llegar, con ayuda de un tenor y una soprano, famosos aquí, cantaron “Granada” de Agustín Lara, lo que nos subió el sentimiento de la tribu a sus cotas altas.
                Tras recorrer el barrio de San Telmo, no ir por el de la Boca por peligro y miedos,  cervecearnos en Puerto Madero, ver otra vez la Plaza de Mayo, recorrer parte de la calle Corrientes, pueden ser 100 cuadras, pasear la 9 ó la 25 ó la 13 de Mayo (?); aquí Mayo debió de ser muy importante, acabamos en la terraza del Café Iberia, sin querer, junto al Hotel Castelar, donde vivió Lorca y vivimos nosotros, y allí, entre la gente y el ruido, nos tomamos los gin tonic de las buenas noches, y hablamos de cosas corrientes y de cosas extrañas, mientras nos duraron la conversación, las fuerzas y las ganas. Tener que dormir a veces es un latazo; y además, solo.