[4_Dic 10:00 am. Domingo de Primavera. Lobby del hotel MyCalafate]
Hoy es un día distinto. No tenemos nada, obligatorio, que hacer.
MªJesús y Paco se han ido a visitar Las Torres del Paine, están cerquillas, pero entre las carreteras y las fronteras, tardarán 7 horas en ir, se pasearán allí durante tres, y echarán otras siete para volver. Si tienen buen tiempo, que parece que si, recorrerán y disfrutarán de un paraje insuperable.
Ángel está malito desde ayer, cosas de la barriga y del estómago, ahora se levantará, a ver si lavado y vestido, ve el mundo de otro modo, y se reanima. Cuando alguien lea esto ya hará días que está perfectamente, pero ahora lo está pasando mal.
Juan y yo nos fuimos esta mañana a una laguna que hay aquí mismo, junto al Lago Argentino, que es una reserva y está lleno de aves que vuelan, corren y nadan. Bonito, buena mañana y un buen paseo para la mañana de domingo. Ahora Juan ve a Nadal peleando a pelotazos con Argentina y yo trato de ponerme al día con la bitácora.
El hotel/hostel donde estamos tiene un Lobby (salón) donde transcurre la vida. Siempre hay alguna chica joven y con mochila que va o viene, algún grupo en una mesa baja rodeada de butacas que planean el mañana. Una pantalla grande siempre está encendida pero sin sonido. Hay mesas con sillas donde se habla, se come y se escribe. Está la recepción, siempre solucionando o informando, y la barra del bar. Hay también una mesa de billar americano que nunca se usa. Más adentro hay un patio con lucerna, donde la gente que quiere, pocos, montan sus tertulias o ven su ordenador.
[12:00] Después de varias gestiones callejeras, Nadal parece que gana y yo he conocido algún rincón más de Calafate. Anoche a las doce de la noche y sábado, entre copa y copa, todas las tiendas estaban abiertas. Hoy domingo, vuelven a estar abiertas. Esto es, o lo parece, todo turismo, entre cada dos tiendas un restaurante y viceversa, salvo cuando hay una agencia turística. Y así en casi todas las calles.
Calafate, a más de un pueblo junto al enorme Lago Argentino, es una planta igualita que la que nosotros tenemos en todas las sierras de Huéscar y de España, además de en los jardines, y llamamos agracejo o bérberis. Sólo que aquí le sacan más partido, incluso la recolectan y hacen zumos, dulces y mermeladas de Calafate.
En El Calafate la gente, los turistas, se pasan el día en los bares y tiendas, y además excursionean, es el turismo de aquí. Lo más importante es el glaciar Perito Moreno, que todo el mundo y tantas veces habrá visto en la tele, ¡ la tele enseña tanto !. Pero, verlo en vivo es otra cosa, es formidable, es bárbaro, pasa como con las pirámides de Egipto. Y lo hemos visto muy bien, dos días, de cerca y de lejos, e incluso, aunque parezca imposible hemos andado durante dos horas por encima de él, con crampones, además de acercarnos en barco. Siempre está rugiendo debido a los resquebrajamientos continuos, muchas veces internos y con suerte externos; entonces se desprende una enorme lasca de hielo, con cierta lentitud, y cae sobre el agua con estruendo formado una ola bastante grande, luego todo el hielo caído se queda flotando formando unos icebergecillos. El entorno del glaciar es un bosque de lengas, de guindos y de notros, y el frente glaciárico está sólo a 200 m sobre el nivel del mar.
Otro día nos dividimos, tres en un barco y dos en otro, por el brazo norte y a través de la Boca del Diablo entramos en el Canal de los Témpanos, varios glaciares y sobre todo el Upsala han llenado aquello de témpanos o iceberg(es) enormes e increíbles. Tienen formas llamativas y muchas veces son azules, pero de un azul nuevo, yo diría antártico. En nuestro barco, un transbordador, íbamos sólo quince, la mayoría profesionales del turismo, porque el trekking, la excursión, era nuevo, y todos nos hicimos muy amigos, hubo muy buen rollo, corrió el mate y Paco recitó los sonetos que produce de modo incontenible desde que avistó América. A mitad de camino paramos sobre un iceberg para recoger hielo para la cerveza, y más tarde nos hicimos una caminata de cuatro horas para comer frente al glaciar Upsala. El día fue de primavera azul y de gente y paisajes estupendos, Inolvidable.
El grupo de los tres anduvo menos, hizo una excursión dura en 4x4 y visitó una estancia.
A la vuelta, como teníamos coche propio, nos fuimos a ver el Perito Moreno, a la hora de la tarde en que ya todos los turistas se han ido, y allí recorrimos extasiados las pasarelas esperando que el frente del glaciar se derrumbara para nosotros solos, y dos parejas que por allí debían de esperar lo mismo. Cuando llegamos al hotel, bastante tarde, Sebastián, del hostel, estaba ya preocupado porque nos hubiera pasado algo.
Un día antes, habíamos alquilado el auto, y nos fuimos a recorrer el entorno y los lagos. Aquí los lagos y sus brazo, no digamos los glaciares, están muy engalabernados, pero con un plano y con gps sabíamos donde estábamos. Al final dimos con una estancia inesperada, Benope Aike, o algo así. Ya no funciona como explotación ganadera, ahora es turística. Unas casas bonitas entre árboles y jardines que hacían de hostería y un casón de madera que era un restaurante y un grupo terminaba de comer. Allí en una mesa sobre la hierba, Ricardo, una especie de camarero y gaucho, nos sirvió una picada a base de cordero argentino, y vino que nos dejó en forma. Luego, mientras ángel manejaba, los demás nos fuimos por la orilla del Lago Roca hasta digerir un poco aquel cordero.
Por la mañana, habíamos parado en el Galpón del Glaciar, y una tal Carolina, muy maja, nos había enseñado aquello: hostería de lujo y explotación ovejera de mentirijilla. Y nos convenció para que fuésemos a la tarde a una exhibición que daban; a la tarde nadie tenía ganas y me quedé solo. Yo tenía ganas de conocer una estancia, aunque fuese falsa, las otras no hay manera. Era una finca, estancia, de 25.000 Ha para 8.000 ovejas, antiguamente. Y nos explicaron experimentalmente como se hace un arreo con perro, como se curaba la sarna, una especie de carrera de cintas a caballo por gauchos, los huertos, alguna cosa más. y sobre todo la esquila, allí en un galpón de esquila, vimos la instalaciones al efecto y esquilaron una oveja. Yo me acordé de otros esquilos en El Escribano. Nos enseñaron unos ejemplares de machos y de hembras, ni parecido con la oveja segureña, como tres veces más grandes y diez veces más lana. Luego había cena y tango, y como yo iba solo, solo me pusieron en una mesa para diez, me hubiese muerto si ceno así. Por suerte, me cambié y cené con una familia de Comodoro Rivadavia, que resultó estupenda y hablamos mucho de España y de Argentina. El espectáculo de folk y tango estuvo pero que muy bien, y encima era el primero. Para colmo unas montañas extrañas que se veían a SW y muy lejos decían que eran las Torres del Paine, yo creo que no, pero fue bonito.
que lindo que parece el calafate, yo ahora estoy parando en un hotel en buenos aires, me gustaria mucho ir alla en invierno, hace mucho frío?
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